viernes, 10 de febrero de 2017

Transición.





A veces me pregunto cómo será olvidarme de ti.  En realidad, lo imagino y siento miedo. No es precisamente una tarea fácil porque a cada instante recuerdo los besos de las noches en las que aún no sabía cuál era tu canción favorita o el lado que ocuparías en mi colchón, pero ya sabía que quería descubrirlo. Suelo recordar el momento en que decidí que mi tiempo llevaría tu nombre y la forma tan imperfecta en la que decidimos comenzar a querernos. No es fácil olvidarte porque incluso sabiendo que debo me sorprendo a mí misma deseando no hacerlo.Y es curioso, porque en ese mismo momento también pienso lo bonito que sería completarme sin necesidad de pedírselo a nadie. Y pienso que el dolor es algo que va cambiando con el tiempo e igual que doliste dejarías de hacerlo. También es cierto que fingir que aún dueles es la excusa perfecta para no tener que dejarte ir del todo.

En días como estos me encuentro en casa preguntándome como una idiota qué hacer con lo nuestro. Y cuándo hablo de lo nuestro me refiero a esa extraña relación que mi corazón aún mantiene con tu recuerdo ¿Y si finalmente me decido a hacerlo?¿Y si al fin hoy decido olvidarte? Quizás así pueda yo al fin volver a encontrarme. Hace ya algún tiempo que no me reconozco, y todo ello es culpa de vivir tanto tiempo bajo el molde de tus ojos.

Lo triste es que siempre vuelvo al principio imaginando lo bonito que sería olvidarte y lo que cuesta cada día decidir si dejar de quererte o quizás no hacerlo y... comenzar a odiarme.


M.