miércoles, 22 de enero de 2014

Desayuno en soledad con mi nostalgia.








Aquel día Murcia, como mi cama, volvió a despertar nostálgica.
 Varios días llevaba el sol dándonos la espalda.
 Maldito el invierno al que tanto amas y duro el frío que me invadió nada más salir de entre las sábanas.

 El desayuno aquella mañana,
  sería en la barra desgastada de aquella cafetería de la plaza que hay bajo casa.
 Algo que consiguiera calentarme las entrañas. 

 No muy lejos de la catedral escucho las campanas, 
         triste, pero la fe hace tiempo que dejó de caber en mi alma.
       Caminar sobre las aceras mojadas, mi pequeño placer aquella mañana. 

Te echo de menos, pero tranquilo que no es nada, 
ya he aprendido a dejar de preguntarme cuando volverás a casa, 
 y a levantarme cada día sin volverme para verte al otro lado de la cama.



M.